Esta serie de trabajos son de mi primera etapa universitaria de Bellas Artes de Barcelona, donde bajo el concepto de “silencio” trabajé la abstracción. Y adjunté en un proyecto esa misma época años 2000 y 2001.. Este escrito que recupero ahora:
Desde siempre he tenido la necesidad de representar aquello que me rodea: la realidad una vez analizada y observada, es trasladada, con otras cualidades al lienzo, pero que se convierte con las dichas representaciones más real que nunca. Mi mirada es mi línea conectando el mundo externo con el interno. Siempre separé la parte figurativa de la abstracta, aquí reunió las dos vertientes, no como dos búsquedas, sino como una misma lucha: entre el mundo físico y el mundo sensitivo. La unión es la constante investigación personal para intentar plasmar aquello que no se puede percibir a primera estancia, pero que esta presente, que es algo y existe entre nosotros. Puedo hablar de ritmo, de la armonía de las líneas, como un juego de espacios, de la desaparición lentamente de estas para dar paso al color, como una explosión, un único cuerpo. La vibración, el silencio, que puede ser transmitido por el color como algo palpitante. Un color ahogado por otro, como un grito contenido, como una mirada sometida al silencio. La luz siempre presente como la creación de formas, de tiempos y espacios. Dejo la mirada abierta a la observación del espectador y que sea él que viva esta búsqueda del equilibrio. Por este motivo no veo oportuno en este breve escrito profundizar de manera existencialista mi obra.
Creo en el trabajo constante y la lucha por recorrer el camino que no pretende ser el más original, pero si más particular por ser el más significativo para mí. Intento abandonar el pasado, las modas que me rodean y no caer en aquello que ya se hacer.
Texto original del año 2002.